sábado, 28 de junio de 2014

Baldías

     Luego, si se fijan, acaban arrancando esa hilacha de su pantalón, meciendo sus cabellos y limpiando la comisura de sus labios con el puño de la camisa.
     Con la espalda ya encorvada, sueñan con el beso que, errante, aún no llegó. Recuestan el cuerpo sobre la cama  y se arropan en su calor, como gallinas cluecas sin gallo.

Fotografía tomada de la red

jueves, 12 de junio de 2014

Encajes

Apareció con esa mirada perversa que la hace irresistible. Altiva, dominante, enseñando ténuemente su sonrisa, lo justo para mostrarme esos colmillos afilados que me enloquecen.
Me acomodé excitado en su cama, esperando sus movimientos, reprimiendo el deseo de abalanzarme sobre ella.
Dejó caer la camisa sorteando el volumen de sus senos, el rubor de sus pezones, la calidez de su vientre.
Caminó despacio hasta mí, con su tanga esmeralda, el de encaje transparente, el de seda, el del tamaño del hilo dental. Conozco bien su lencería y sin duda eligió mi favorito.
En el preciso instante en que sus labios iban a rozar los míos, el despertador me devolvió a mi cama, al tercer piso.
Agitado aún por la ensoñación, miré por la ventana. Hoy ha vuelto a hacer colada y ahí está, en el cuarto piso ese tanguita que algún día será mío.

- Parece que hoy hará calor, me ha dicho al encontrarnos en el ascensor.

miércoles, 4 de junio de 2014

Todos para uno

   Mucho me temo que vienen a rescatarme. Siempre fuimos capaces en ocasiones adversas. La debilidad se crece en territorio hostil si estamos unidos. Esa es la consigna.
   Aterrado aguardo su llegada en posición fetal, hecho un ovillo. Mis latidos se ajustan a la medida de sus pasos, al crujir de cristales rotos. No hay salida, se cerraron todas las puertas, tan sólo queda una ventana resquebrajada desde la que me observa Sor Pilar, balón en mano.

-         He sido yo, grita Guillermo, y yo, le acompaña el buenazo de Martínez, y yo, afirma Luisa con las coletas bien tiesas.

La humedad de mis pantalones me delata.