lunes, 20 de octubre de 2014

Hilvanes

Mi infancia y mi juventud sí fueron "un tiempo entre costuras". 
Alzarme con el premio de Wonderland no sólo ha sido una grata sorpresa, sino un homenaje a mis padres. 
Mi relato en el minuto 35,30. Para escucharlo, pulsad aquí. 

lunes, 13 de octubre de 2014

Las mil palabras

Recluída en el pozo seco, pronto se callará.
La plasticidad del cielo somalí se deleita en las sombras de sus pómulos, en la fragilidad de su mentón.
El hambre se ha tragado su sonrisa pero no la expresividad de los ojos.
Acerco mi objetivo, trago saliva para no errar y, su lamento, el último, se quiebra con mi disparo.
Ni el Pulitzer ni la noche me devolverán el sueño.

                                Fotografía de Samuel Aranda.
Este relato, que fue concebido como despojo, fue seleccionado en el programa de relatos de la Cadena Ser. Me gusta cuando la sorpresa llama a la puerta.
Para escuchar el programa, podéis hacerlo aquí.

domingo, 12 de octubre de 2014

Wonderland

No soy Alicia, pero estoy en el País de las Maravillas y además en buena compañía.
Paloma Ortega, Ernesto Ortega y Javier Ximens me acompañan en el viaje. Lorenzo Rubio se llevó al gato al agua.
Os dejo el enlace para leer los relatos Pulsad aquí




martes, 7 de octubre de 2014

Una experiencia religiosa

Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer, emite un sonido apenas perceptible que considero una provocación.
Me acerco con cautela. A pesar de su apariencia mística, de su ademán piadoso, tiene un carácter salvaje, animal.
Accedo a su plegaria y sucumbo a sus encantos. Conozco el riesgo y aunque he valorado la posibilidad de perder la cabeza por ella, soy incapaz de resistirme.
Tras dos horas de apareamiento, unos niños los encontraron aún abrazados. Él descuartizado y ella moviendo aún su cabeza presa del placer.
- Son mantis, mamá, son mantis. - gritaron despavoridos.


lunes, 6 de octubre de 2014

Nada

Varias veces al día me dejo morir, le hago una pausa a la vida y me adhiero a la nada.  Soy capaz de despojarme de los sentidos, envolverlos a modo de crisálida y anidarlos en mi ombligo.
Él dice, muy poético y a lo Neruda, que le gusta cuando callo, cuando estoy como ausente,  y lo hace sorbiendo la sopa, sin mirarme siquiera a los ojos.
Es en esa metamorfosis carente de todo tacto, cuando mi sangre lorquiana se derrama por la cuchara y mi piel se vuelve yerma.
Roberto Ferri. (Italia, 1.978)