Transitamos en el filo de la navaja.
Descalzos.
La sangre fluye,
se diluye.
En extraño equilibrio,
con el abismo a ambos lados,
caminamos desnudos.
la ausencia nos engulle.
Buscamos en la lluvia,
en el desorden,
en la tormenta,
en el caos,
en el silencio aterrador.
Maniatados,
amordazados,
olvidamos el delirio,
los cristales diáfanos
el vértigo de las caricias,
el vapor de una sonrisa.
Y a todo esto,
¿Te dije hoy ya que te amo?
Andrómeda (Tamara de Lempicka)
Sí, pero no sabe lo que significa, en estos tiempos de delirium.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Abrazos de vuelta, poeta.
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