Tras un embarazo más que deseado, por fin nació el niño.
Al parto acudieron casi todos sus padres, porque para hacerlo tan bonito, el cuento de las semillitas tuvo que multiplicarse por setenta.
Llenos de gozo admiraron su sonrisa y esa particular forma de balbucear que, la genética, siempre caprichosa, dejó impregnada en cada una de sus hojas.
El festejo fue grandioso. No faltó el fotógrafo para dejar constancia del acto, actrices para hacerlo lúdico, buena gastronomía, mejor bebida y sin duda, la mejor de las compañías.
Tenerlo en mi regazo, me hace ser un poquito más feliz.
Al parto acudieron casi todos sus padres, porque para hacerlo tan bonito, el cuento de las semillitas tuvo que multiplicarse por setenta.
Llenos de gozo admiraron su sonrisa y esa particular forma de balbucear que, la genética, siempre caprichosa, dejó impregnada en cada una de sus hojas.
El festejo fue grandioso. No faltó el fotógrafo para dejar constancia del acto, actrices para hacerlo lúdico, buena gastronomía, mejor bebida y sin duda, la mejor de las compañías.
Tenerlo en mi regazo, me hace ser un poquito más feliz.
Preciosa acogida. Que suerte que ya lo tengas, yo estoy deseando recibir mi carroña.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Ha merecido la pena la espera, y qué bien lo hemos pasado. Un placer haberte conocido, Raquel.
ResponderEliminar¡Y qué bonico que es! Yo le he dejado dormir conmigo estas noches. Raquel, un beso XXXXL.
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