Luego,
si se fijan, acaban arrancando esa hilacha de su pantalón, meciendo sus
cabellos y limpiando la comisura de sus labios con el puño de la camisa.
Con
la espalda ya encorvada, sueñan con el beso que, errante, aún no llegó.
Recuestan el cuerpo sobre la cama y se
arropan en su calor, como gallinas cluecas sin gallo.
Fotografía tomada de la red
Que bonito Raquel. No sé qéu buscan los jurados a veces, que dejan escapar estas joyas. Feliz veranito y besotes.
ResponderEliminarTremendo Raquel. Qué buen colofón para esta temporada.
ResponderEliminarUn beso en la piel.
Es precioso. Es de esos que ganan con cada lectura. De los que no tienen sorpresa final porque su valor reside en cada palabra, en cada sensación que va transmitiendo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Raquel.