Apareció con esa mirada perversa que la hace irresistible. Altiva,
dominante, enseñando ténuemente su sonrisa, lo justo para mostrarme esos
colmillos afilados que me enloquecen.
Me acomodé excitado en su cama, esperando sus movimientos,
reprimiendo el deseo de abalanzarme sobre ella.
Dejó caer la camisa sorteando el volumen de sus senos, el
rubor de sus pezones, la calidez de su vientre.
Caminó despacio hasta mí, con su tanga esmeralda, el de
encaje transparente, el de seda, el del tamaño del hilo dental. Conozco bien su
lencería y sin duda eligió mi favorito.
En el preciso instante en que sus labios iban a rozar los
míos, el despertador me devolvió a mi cama, al tercer piso.
Agitado aún por la ensoñación, miré por la ventana. Hoy ha
vuelto a hacer colada y ahí está, en el cuarto piso ese tanguita que algún día
será mío.
- Parece que hoy hará
calor, me ha dicho al encontrarnos en el ascensor.
Parece mentira lo que dispara las imaginaciones la ropa tendida, más cuanto más pequeña. Muy bueno Piel. Un beso.
ResponderEliminarLa ropa tendida es lo que tiene, a veces incluso hasta puede producir el efecto contrario, ja,ja. Me gusta por donde se te ha ido la pinza, Raquel. Un besote.
ResponderEliminarCalenturas inversamente proporcionales a la cantidad de ropa.
ResponderEliminarCómo dominas los juegos con las pieles Raquel, los de Argerust se lo pierden, je je.
Besos de ropa tendida.
A mí me parece muy bueno Raquel, me gusta mucho ese ascenso lento al que nos llevas para luego tirarnos en picado. Y esa frase final es la puntilla perfecta (o el encaje).
ResponderEliminarGenial!
:)
Por cierto, me encanta la foto!!
ResponderEliminarBueno, muy bueno. Me sorprendes a cada micro. En tu quehacer literario hay algo que sobresale, cuentas historias, te gusta hallar argumentos, en una palabra: respetas al lector.
ResponderEliminarParece mentira lo que puede dar de sí una colada. Un servidor no cree que la contemplación de mis gallumbos fuese a levantar semejantes pasiones lúbricas.
Un abrazo.
Desde luego sabes como manejar estas situaciones para poner al personal en situación. Ya habrá quien salga diciendo que la culpa es de ella que provoca por poner su sugerentes prendas a secar a la vista de cualquiera. Se mira pero no se toca ;)
ResponderEliminar¿Hay algun despertador oportuno?
ResponderEliminarQue se lo pregunten a tu protagonista.
Buen relato Piel. Te mantiene pegado al texto hasta el cómico final.
Saludos.
Hola, Piel
ResponderEliminarJajaja, me encanta. Es erotismo, ensoñación, un relato que va creciendo y que ¡plaf! acaba y nos deja chafados. A mí son estos finales imprevistos los que más me enganchan.
Un besazo, guapa, que te quedó redondo.
Los sueños a veces son tan reales!! Muy bonito y bien llevado, lo he disfrutado.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Malditos despertares, siempre tan inoportunos. Ahora mismo voy a quitar mis calcetines de la cuerda de la ropa, ahora me explico todo. En fin, Piel, que nos has dejado a medias.
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