He dejado todo como lo dejó tras el portazo. La cama sin
deshacer, los vasos con el carmín que no borré de su boca y ese aroma a belleza
que rezuma desde el neceser.
Su ropa interior continúa tendida, no la he quitado. Tan sólo
he acariciado por última vez sus medias durante la caída.
He querido despedirme
de las vecinas, pero ninguna miraba por la ventana.
Ohhhh. Me gusta. Buen final.
ResponderEliminarBesicos muchos.