A veces imagino que aún no te has ido. Que deshacemos la cama para que nuestra piel vuelva a fundirse quemándose a lo bonzo. Que tras la ignición fumamos un pitillo a medias y me susurras que me quieres.
A veces imagino que aún queda una cerilla en la cajita. Que no fui capaz de prenderle fuego a las cortinas, que tras de mí, tú también saliste huyendo.
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