Las pompas de jabón acarician su cuerpo desnudo con la misma
suavidad con que lo hiciera, hace ya años, aquella piel tostada que conoció en
el malecón.
Mientras, la peculiar voz de Benny Moré afila los surcos del vinilo
a ritmo de bolero que se van clavando nota a nota en sus ventrículos.
Pero son
las prometidas postales de la Habana, que nunca llegaron y la cuchilla de
afeitar, las que acaban por teñir el agua de la bañera de Revolución.
Roja,
como la vieja Cuba.
Fotografía cedida por N. Estalayo
Para la copa ENTC
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