8 de
diciembre de 1980, día de la Inmaculada Concepción y yo de parto. Con
contracciones cada cinco minutos que me hacen maldecir el santoral completo y
la hora en que te conocí.
El taxista, que ya se ha visto en alguna similar,
exhala conmigo como un perro fatigado mientras mira al cielo no sé si para
invocar la ayuda de la virgen o la de la luna.
Finalmente, con
la banda sonora de Mecano en la radio, el niño saluda al respetable apostado en
la puerta del taxi y de un berrido acalla la sirena de la ambulancia, que como
tú, también llega tarde.
Ese niño con banda sonora vino pisando fuerte, como este relatazo.
ResponderEliminarUn abrazo, Raquel