viernes, 29 de marzo de 2019

Insomnio


    Hace unos días di a luz una luciérnaga. Ocurrió tras desmaquillarme y lavarme los dientes. Sentí un dolor punzante en los ovarios durante unos segundos y, de súbito, noté un cosquilleo agradable en mis muslos. Un tenue fulgor verdoso intermitente se dibujó bajo el satén blanco de mi camisón y al levantarlo, la descubrí moviendo sus antenitas en señal de indefensión. La tomé en mis manos y al acercármela a la cara, pude ver sus tiernos ojos susurrando, aún sin pronunciar palabra, mamá. No pude evitar que un par de lágrimas se deslizaran por mi rostro.
     Pensé en decírselo a mi marido, pero contuve la emoción por el riesgo de que me tomara por loca y por su irracional entomofobia. Tampoco le he contado que he pedido una reducción de mi jornada de trabajo y que a media mañana vengo a casa y la saco a pasear por el humedal cercano al pantano.
     Hoy me ha dicho, de malos modos, que o llevo yo a reparar mi teléfono móvil, o lo hará el, que está harto de las lucecitas nocturnas que emite el dichoso artefacto.


Para el círculo creativo de Burgos

4 comentarios:

  1. Me ha encantado llegar hasta vos y conocerte

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  2. Qué sería de los microrrelatistas sin homonimias y polisemias.
    Un placer verte por aquí, Margarita.

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