Piel de retales: En vía muerta

lunes, 9 de abril de 2012

En vía muerta

Detuvieron el tiempo en sus ojos, sin dejar de mirarse,

cual si calcularan en silencio quien había contraído mayor deuda.

Si él por haberle robado su juventud,

o ella por haberse apoderado de su sonrisa.

4 comentarios:

Dafne Caligari9 de abril de 2012, 15:39
Bonito texto.
Un abrazo ( o dos).
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Alfonso G. Maniega10 de abril de 2012, 11:49
Cuanto más veo la foto, más me gusta. Y este tipo de deudas son las más agradables de pagar.
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Sandra Sánchez27 de noviembre de 2013, 19:32
Instantes en el tiempo, sólo intantes...y sin embargo tan eternos...
Me ha encantado.
(La foto también, las fotos de vías y trenes siempre me suelen gustar mucho, quizás porque tienden al infinito).
;)
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Nanorelatos

Tú

Eres la gota que colma mi beso.

Posiciones

Te quiero a mi lado,

o encima...

o debajo...

Despedidas

Salió por la puerta llevándoselo todo, incluido el amanecer.

Colada

Cuando me tiendes la mano, se me va la pinza

Flojedad

Con los años aprendí a ser pesimista por laxitud en la musculatura. Sujetar un vaso medio lleno, pesa mucho más que medio vacío.

Único

Se sintió afortunado no al encontrar la aguja, sino al descubrir en qué pajar quería buscarla.

Braille

Con cada poro de su piel, el ciego componía un poema.

Ínfimo

Mi mundo interior es tan pequeño que sólo tiene una aldea y además está deshabitada.

Te extraño

Manchábamos las sábanas con el carmín de mis labios, con el sudor de los cuerpos enlazados. Ahora la lejía, tan sólo se encarga del rímel.

Sin par-aguas

Hay gotas de lluvia que calan mis huesos. Hay tormentas a las que soy impermeable.

El cobrador del Frac

Las caricias que sé que te debo me hacen ser morosa de mis propios sueños.

El laberinto de mi noctámbulo

Cuantas noches, como Ariadna, he tirado del hilo. He tratado de desenmarañar la madeja y encontrar a “Deseo” al comienzo del ovillo.

Epitafio 1

El último, que apague la luz.

Epitafio 2

Nunca creíste que me moría por tus besos, hasta que dejé de evitar tus labios.

Caminando

Le puse zapatos a mis palabras para que no me siguieras al pie de la letra

Por última vez

Te lo diré sólo una vez más. Te quiero. Te quiero. Te quiero.

Yo confieso.

Confieso que quiero seguir pecando de pensamiento, palabra, obra y jamás de omisión. Por tu culpa, por tu culpa, por tu grandísima culpa.

Paupérrimo.

No tengo nada me dijo, mientras su piel de seda me acariciaba, su boca perlada sonreía y de sus ojos pendían dos diamantes.

Hipoteca2

El tipo de interés no era muy alto, y pensó que podría asumir el riesgo. Resolvió subrogarse a sus labios a plazo fijo

Muérdeme

Para comerte mejor, me dices, cuando yo, ya, me estoy quitando la caperuza.

Mujeres

Quiso despertar en brazos de la desidia y se dejó a la deriva. La brisa le salpicó, la luz lo cegó Mucha mujer para 1 solo día

Abracadabra

Para que la funambulista insomne pudiera al fin dormir, el mago sacó la luna de su chistera.

Habladurías

Sólo las malas lenguas dicen que no sabes besar.

Remendando

Cada noche, la princesa se cose el corazón con hilo de hilvanar, para que sea sencillo volver a desgarrarlo.

Agua-0, Chaparrón-2

Cuando quiso salir a chapotear en los charcos, la lluvia había cesado. Su juventud también.

Anti-faces

Le ponía a sus sueños máscaras y Disfraces. Para imaginarse feliz en otras vidas, para no hallarse desnudo en la suya.

Polisemia

En la pedida de mano, ella le regaló a él una esclava con su nombre.

Sin sombra

No creo en fantasmas, pero me dan miedo.

Tanto, que desde que fallecí sólo paseo durante el día,

también me asusta la oscuridad

Reencarnación

En tu próxima vida serás lapa y yo roca.

Cuando la luna eche a los bañistas de la playa,

te leeré relatos a escondidas.

Carnaval

Me disfracé de polilla

para deshacerme en tus dedos.

Efímero, mortal...

valió la pena.

Fuera de cobertura.

Nunca entendió que le amé como a mi móvil. Sin compromiso de permanencia.

Queosfollen

-Que-os-follen —repite cada vez más rápido Marcelino, - queosfollen, regocijándose en quebrar el silencio de la sala 2 del tanatorio.

- Es astuto, malicioso, un canalla, igual que su dueño-masculla la mujer del finado para justificar la presencia del loro en el lugar. Fue su último deseo. Que este maldito animal estuviera en su velatorio. Me lo repitió incesantemente en el hospital:

- Quiero que el loro esté conmigo. Él pronunciará mis últimas palabras.

3 grados bajo cero

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Sus últimas palabras

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The show must go on

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