viernes, 31 de marzo de 2017

Fronteras

Se asomó por la escotilla para ver amanecer. El fuego cruzado había cesado y el color del cielo la transportó al pueblo, al café caliente, a los brazos de su hijo.
Al bajar los ojos, volvió a la sinrazón, a la sangre de los civiles tiñendo de rojo el asfalto.
Escuchó un lamento quebrando el silencio. Salió del tanque apresurada, abrochándose el uniforme que le da de comer y paga su hipoteca.
Encontró con vida al responsable del quejido. Cruzaron las miradas y una ráfaga de palabras que ninguno de los dos pudo entender, las banderas no saben de ascensos ni sustentos.
Le disparó en el pecho.


           Imagen tomada de la red

domingo, 26 de marzo de 2017

La Gloria no está en el cielo (Homenaje a la más grande)

Phyllis Turnbull, escucha el motor de la Vespa doblando la esquina de la castellana. Presumida, se pinta por última vez los labios ante el espejo y desabrocha un botón más de su camisa, como si mostrar la vertiente de su escote fuera una casualidad no estudiada.
Se asoma a la ventana y ve a su poeta de guardia descabalgarse de la moto. Se sonríen ante la atenta mirada de las vecinas. Su amor, además de incomprendido, es un secreto a voces. Una vez en su apartamento, se besan como si en sus bocas no pudieran nacer ya más versos, se acarician y son poema, se miran y sus ojos, pecado, el roce de su piel, la Gloria.
¡Ya sé, ya sé!, dice la poeta interrumpiendo ese momento y encaminándose hacia la Olivetti. Ya tengo el título “Pecábamos como ángeles”. Enciende un pitillo y el humo se funde con la velocidad de sus dedos.
Phyllis suspira y se encamina a la cocina convencida de que nuevamente la comida y su piel, se quedarán frías. 
No es fácil ser musa

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lunes, 20 de marzo de 2017

Cerillas

A veces imagino que aún no te has ido. Que deshacemos la cama para que nuestra piel vuelva a fundirse quemándose a lo bonzo. Que tras la ignición fumamos un pitillo a medias y me susurras que me quieres. 
A veces imagino que aún queda una cerilla en la cajita. Que no fui capaz de prenderle fuego a las cortinas, que tras de mí, tú también saliste huyendo.
Para el Bic Naranja. Imagen: Lorena Cosba

domingo, 12 de marzo de 2017

Cosas que hacer

Este viernes por fin llegó el día del parto. No hicieron falta avezadas matronas ni epidural ni oxitocina. Todo fluyó con la normalidad que la felicidad permite. El niño se vio arropado por el cariño de todos los que se acercaron a ver su carita sonriente.
Cuando un niño es deseado, cuando se han puesto durante meses toda la ilusión posible sobre él, el parto es una fiesta estupenda y el éxito está garantizado.
A partir de ahora sólo nos queda verlo crecer, los mimos los tiene asegurados.
Gracias a todos los que habéis hecho posible este sueño.
Gracias, mil gracias