martes, 30 de abril de 2013

Días de Tango


No existe otro punto de partida.
No hay estación alternativa.
Vuelvo entre brumas al arrabal de la alcoba,
donde a ritmo de tango,
se abrazan tus piernas a las mías.



Ya sé que los que estáis en algún otro país distinto a España, a veces no podéis ver los vídeos y que desde las Tabletas y similares, tampoco. Os invito, si desde aquí no lo veis, a buscar a una formación que se llama "Gotan Project". Una forma bellísima de concebir el tango.

lunes, 15 de abril de 2013

Metamorfosis


El musgo confundió al mimo con estatua.
Con el tiempo, fue adentrándose en su piel
hasta convertirlo en piedra y robarle el corazón.


domingo, 14 de abril de 2013

La fuga


Día 266. El calor parece afectar mis órganos, la falta de oxígeno dificulta mi respiración, esta oquedad me asfixia cada vez más, la huída ha de ser inminente.
A duras penas puedo atisbar la luz, pero oigo voces. Unas manos me esperan al final del túnel, tiran de mí con fuerza. 
Una gota cae sobre mí, es una lágrima.
- Es un niño precioso, le dicen a una mujer que me acoge en su pecho.

     A mí el cuento me lo contaron de otra forma...

jueves, 4 de abril de 2013

I Carrera Verde

Un gustito enlazar palabras o imágenes con otros compañer@s. Hacerlo sin conocernos apenas, como en una cita a ciegas, con el único interés de disfrutar, de pasarlo bien y de enriquecernos unos  a otros.
Mi aportación fue por partida doble (toda una osadía), relato e ilustración La recompensa, a modo de placer fue directamente proporcional.
Os dejo la publicación que Luisa Hurtado ha creado para deleite de todos nosotros. Sin ella, nada de esto hubiera sido posible.





miércoles, 3 de abril de 2013

Valentina, piadosa heroína


En la terracita del salón, Valentina instaló una mecedora en la que pasa las horas haciendo punto. El chirriante sonido de la mecedora se sincroniza con el tintineo de sus agujas entrelazándose en interminables nudos de bufandas. Teje con tal destreza que nunca mira sus puntadas, sino los escotes lascivos que lucen las indecentes jovencitas en un exacerbado culto a la obscenidad.

Valentina sabe que ha venido a este mundo carnal a enarbolar la bandera del  decoro y las buenas formas. 

Cuando los pechos turgentes se avecinan a sus pupilas, extiende su bata de guatiné, se afianza la goma de sus bragas color carne y bufanda en ristre, se lanza desde la terraza cual ave rapaz, al escote de la depravada. Con una pericia sin igual, cubre de recato las voluptuosas formas de sus presas y con la voz quebrada en su propio júbilo grita:

- ¡Que la bufanda te acompañe!

                          Fotografía cedida por Esteban Burón