viernes, 28 de diciembre de 2018

Carreteras secundarias

    Seguramente no te llamarás Thelma. Tampoco yo soy  Louise. 
    Es muy posible que Jamás viajemos por Arkansas en un Ford Thunderbird,  ni nos alojemos en un motel barato de Oklahoma. Probablemente no levantaremos polvo derrapando por las carreteras de Arizona perseguidas a orillas del Gran Cañón, ni tengamos el placer de ver semidesnudo a Brad Pitt con sombrero de cowboy.
    Quizás no conducirás un descapotable azul, ni yo portaré una pistola para acabar con el primer tarado que trate de violarte, pero estate tranquila. Cada vez somos más Thelmas y más Louises dispuestas a ayudarnos en las calles. Sin necesidad de rodar una road movie ni tener que acabar rindiéndonos o saltar por los aires 

Para la Web "Esta noche te cuento"

viernes, 14 de diciembre de 2018

Arreglá pero informal

    A pesar de que la lluvia, esa ingrata que se empeña en ahogar mis exiguos ratos de sociabilidad, ha golpeado con fuerza los cristales desde el amanecer, he ido a la peluquería.  Esta vez he llevado tu paraguas, que es más grande y hace juego con el luto.
   Nada, lo de siempre, que si VOX, que si las banderas y los mocos, que si esas feministas, que qué se creerán que van a cambiar ahora y yo ahí, con mis rulos asintiendo con la cabeza pensando en que la única injusticia que conozco es que ya no puedas ser tú quien me atusa el pelo.

Para los viernes creativos de Ana Vidal hoy con fotografía del Sr. Alarido.

jueves, 13 de diciembre de 2018

La imagen del día

     Descubrí que el mundo y sus colores poco me importaban si estabas al otro lado del cristal donde me miras.

(Imagen Holly Andres)

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Y fueron felices


     Salieron juntos de la mano, felices, como las consabidas perdices, por haber firmado su separación. Ni terceras personas, ni problemas económicos, ni siquiera un cuñado incómodo. Fue la rutina. Ese saber qué va a decir antes de que pronuncie una palabra, la falta de improvisación año tras año, la ausencia de relaciones sexuales, en definitiva un cóctel que fue fermentando una historia de amor que parecía inquebrantable.
     Se sentaron en un banco, se miraron a los ojos y Cenicienta dejó caer al fin sus zapatos. El sonido del cristal fue la banda sonora del último beso. Posiblemente el único sincero.


Fotografía: Holly Andres