No es necesario que apagues la luz
para que me enciendas
Para los viernes creativos del Bic Naranja
viernes, 26 de abril de 2019
jueves, 25 de abril de 2019
Sólo ese día
El día que el musgo
no sé aferre a la piedra.
El momento preciso
en que una lapa,
por insignificante que sea,
se desprenda de la roca,
entenderé,
yo,
que nací para aferrarme a tu pecho,
Que lo único
que nos ata a la tierra
es el efímero instante
en que un beso
nos eriza la piel.
no sé aferre a la piedra.
El momento preciso
en que una lapa,
por insignificante que sea,
se desprenda de la roca,
entenderé,
yo,
que nací para aferrarme a tu pecho,
Que lo único
que nos ata a la tierra
es el efímero instante
en que un beso
nos eriza la piel.
martes, 9 de abril de 2019
Cosas veredes
Durante años de investigación, de experimentos fallidos y ensayos malogrados, por fin, con unos sencillos cambios en la botonera de un teléfono móvil antiguo, y algunas fórmulas que no desvelaré, conseguí volar hasta el interior de los libros.
Introduciendo el número de una página al azar, he podido adentrarme en la piel de innumerables protagonistas. Por poner algunos ejemplos, diré que he divisado peces de colores indescriptibles al mando del Nautilus, he sido infiel en Vetusta y he administrado un laboratorio de alquimia en Macondo, pero desde hace meses, esos gigantes me impiden encontrar el botón de apagado; aquí, perdido en algún lugar de la Mancha, donde un tipo singular me habla de no sé qué cosas verdes.
Introduciendo el número de una página al azar, he podido adentrarme en la piel de innumerables protagonistas. Por poner algunos ejemplos, diré que he divisado peces de colores indescriptibles al mando del Nautilus, he sido infiel en Vetusta y he administrado un laboratorio de alquimia en Macondo, pero desde hace meses, esos gigantes me impiden encontrar el botón de apagado; aquí, perdido en algún lugar de la Mancha, donde un tipo singular me habla de no sé qué cosas verdes.
Para la Web Esta Noche te Cuento
lunes, 1 de abril de 2019
Mala fortuna
Anoche jugué
con la parca a la ruleta rusa. Hace meses que viene proponiéndomelo pero ya le
tengo dicho que las madres no disponemos de mucho tiempo.
Aproveché
que Paco se llevó a los niños a un partido de fútbol benéfico entre las viejas glorias del Madrid y el
Palencia CF y la llamé por teléfono.
Vestida de
gala acudió con un revólver que seguramente conoció mejores tiempos. En un
abrir y cerrar de ojos, se lo dejé como nuevo con el abrillantador de madera que
le apliqué a las cachas y con las buenas friegas de amoniaco que tuve que darle
al cañón para sacarle la suciedad incrustada, según me confesó, hace siglos.
Antes de
introducir la bala, charlamos de lo mundano y lo divino y brindamos con una
botella de tequila que compré a tal efecto. Animadas por los efluvios etílicos y
con la única compañía de su guadaña, nos sentimos felices.
Llegado el
momento disparé yo primero. Nunca tuve suerte en los juegos de azar.
Sigo
pensando en qué pondré mañana de comida mientras veo ese montón inmenso de ropa
pendiente de la plancha.
Para el Círculo creativo de Burgos
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