sábado, 23 de febrero de 2013

A la comunión, de marinerito


Desde la habitación de su hermanita atisbó la suya, escrupulosamente ordenada y pintada de azul.
En lo alto del armario 3 cajas albergan los regalos de los Reyes Magos. Unas botas de fútbol, el sable láser de la Guerra de las galaxias, monstruos articulados y un revólver que ni pudo soñar  John Wayne en cualquiera de sus películas. Está todo impecable, tan sólo le falta el envoltorio por no decepcionar a sus majestades.
-          Chicos, ¡a cenar!. Clama su madre.
-     Maldita sea, siempre a carreras, me desmaquillaré, pero hoy no me quito los zapatos de tacón. Me sientan tan bien…


4 comentarios:

  1. Qué peligro de taconazos,je je...

    Y otro peligro que me ha dejado flotando en el aire tu relato: tres cajas de regalos, cuatro objetos, uno de ellos un revolver...

    Inquietante.

    Muy bueno Piel.
    Un besazo.

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  2. Quién no se ha puesto a escondidas los tacones alguna vez de niña... Y algunas le cogemos afición y ya no nos los quitamos...

    Un abrazo desde mis tacones ( o dos)

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  3. Parece que esa noche dará el primer paso, sobre tacones, para salirse del camino marcado. No le resultará fácil, seguro. Es un tema este que daría para una historia larga.
    Un abrazo

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  4. Siempre interesantes tus relatos. Me encanta, este personaje sin duda daría y dará para mucho más, estoy segura.
    ;)
    Saludos!

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