domingo, 9 de junio de 2013

Sin últimas palabras

Ordenaron colocarle una venda en los ojos, como parte del vestuario previo a su mortaja.
Le concedieron un deseo, el último.
 Las premisas fueron varias. El deseo ha de ser…
- Corto. - No será tanto como mi minifalda- pensó Mariano viendo como su vello traspasaba sus medias de lycra.
- Signifcativo.- Como los tacones que me puse esta noche.
- Trascendental.- Como el último beso, el que quiero dar ahora.
Marian, como así le llamaban en aquel tugurio clandestino, tomó a oscuras las manos de su ejecutor y aún con la ceguera de la incomprensión, encontró su boca.
Un intento infructuoso, otro más, de alcanzar los laureles de los Relatos en cadena

3 comentarios:

  1. Buen intento. El único inconveniente que le veo es que su comprensión como oyente es más complicada que como lector y eso pudo perjudicarle en las opciones.

    Buen trabajo.

    Un abrazo.

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  2. Concuerda mi opinión con la de Pedro porque no solo auditivamente puede complicar el significado si no que leyéndolo a la primera te quedas un poco fuera de juego sin saber por donde va la cosa.
    Es mi modestísima opinión.
    Besos opinables.

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  3. Pues a mí me ha encantado y mucho valga la redundancia.
    El escenario, la acción, el personaje y el beso final.
    Me encantó.
    A partir de ahora te persigo en tu blog.

    Invitada quedas al mío Montesinadas y quédate si ves que hay algo con merecimiento de ser leído.
    Achuchones

    http://montesinadas.blogspot.com.es/

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