jueves, 5 de diciembre de 2013

Contratiempo

Se durmió soñando que él también podía volar, entró en ese estado de ingravidez donde el espacio queda suspendido y todo empieza a suceder pausadamente. En esa levedad planeó sobre callejuelas adoquinadas con el rumbo inverso a las agujas del reloj hasta descubrir que era capaz de retroceder en el tiempo. Ante tal revelación, batió las alas en dirección a la estación, donde en el andén se despidió ayer de ella sin impedir su partida. Llegó a tiempo para rozar sus labios, justo un segundo antes de que el despertador le cortara las alas.
Este relato forma parte de mi colección de despojos del REC

3 comentarios:

  1. A mí me ha encantado. Si hay despertadores que matan, en tu relato has descrito al más cruel de todos.
    Genial!
    ;)

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  2. Qué bueno ese vuelo inverso, y que llegara a tiempo de al menos rozar, como una marca para la próxima noche.

    Un beso en la piel.

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  3. Qué árida es la realidad que nos impide volar, haciéndonos aterrizar de un timbrazo. Muy buen texto, con el que resulta imposible no identificarse.

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