jueves, 25 de agosto de 2016

Veinte años, un día y todas las noches

   Lo sencillo es esperar a que en la celda repartan sábanas nuevas. Rasgarlas con precisión y elaborar un nudo lo suficientemente fuerte como para que al caer, se produzca súbitamente la compresión de tu tráquea y la fractura de tu médula.

    Lo verdaderamente complejo es olvidar su cuerpo desnudo cada noche, su boca susurrándote que te ama y que todo saldrá bien,  y sus manos apretando un gatillo en el que más tarde depositará tus huellas.

Relato finalista en el programa La Ventana de la Cadena Ser con su edición veraniega "Relatos en Serie"

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