martes, 22 de noviembre de 2016

Azul celeste

No era el mar pero se le parecía. Lo coloreó con trazos fuertes y con sus pequeños dedos, lo difuminó hasta fundir el color del cielo y del agua.
Se puso el vestido de los domingos, el último que ella le compró antes de marcharse.
Colocó un barquito de papel sobre el lienzo, apretó sus coletas y se encaramó a la proa. 
Sopló todo lo fuerte que pudo hasta embravecer las olas y alcanzar las nubes y el pelo de mamá.


3 comentarios:

  1. Muy tierno. Ese apretarse las coletas es genial. Y el dibujo, que no sé de dónde has sacado, le viene como anillo al dedo.

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  2. Por un lado resulta entrañable; por otro, te golpea. Será porque es bueno a rabiar.
    Un abrazo, Raquel

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  3. Me encanta Raquel es precioso y muy visual eres una fenómena con el micro

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