viernes, 31 de marzo de 2017

Fronteras

Se asomó por la escotilla para ver amanecer. El fuego cruzado había cesado y el color del cielo la transportó al pueblo, al café caliente, a los brazos de su hijo.
Al bajar los ojos, volvió a la sinrazón, a la sangre de los civiles tiñendo de rojo el asfalto.
Escuchó un lamento quebrando el silencio. Salió del tanque apresurada, abrochándose el uniforme que le da de comer y paga su hipoteca.
Encontró con vida al responsable del quejido. Cruzaron las miradas y una ráfaga de palabras que ninguno de los dos pudo entender, las banderas no saben de ascensos ni sustentos.
Le disparó en el pecho.


           Imagen tomada de la red

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