lunes, 13 de mayo de 2019

En su punto

De toda la vida se sabe que cuando el amor llama a tu puerta hay un mayordomo un tanto cabroncete que lo recibe con alfombra roja y confeti de colores en actitud más que sobreactuada.
Él pasa avasallando, invadiendo la cordura y aquellos lugares recónditos que prometiste no mostrarle a nadie.
Abre, cual prestidigitador, todas las cerraduras sin precisar llave alguna y se instala paciente en la parte más reconfortante de la cocina, como si no supiera que hay un temporizador que avisa de cuando la carne ya está caliente y otro que nunca advierte de que acabará quemándose.


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