viernes, 21 de junio de 2019

Cuentos ENTCadenados

Regateé como pude el precio del utilitario. A las mujeres en los concesionarios nos tratan como si fuéramos imbéciles. Son esos pequeños micromachismos cotidianos. Como cuando pides con tu chico una caña y un café, y el café sabes que te lo servirán a ti.
-–2.084 euros y no subo más, le dije tratando de imponerme.
Me miró con esa sonrisa de macho alfa frente hembra rubia en edad reproductora.
– Vale, (le faltó decir nena). Te llevas una ganga.
Él sabía que me estaba estafando y yo, que los billetes eran falsos.
Las rubias siempre fuimos tontas.

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