sábado, 28 de mayo de 2011

Crucigrama Blanco

Soy despistada, desordenada y a veces incluso despiadada con las palabras. Las pierdo entre los bolsillos, al lado de los paraguas que olvido en cualquier bar, se me caen cuando me distraigo.
Si las plasmo en un papel, las emborrono con gotas de cerveza, con estúpidas lágrimas o con la lluvia que dejo que se filtre por mis paredes… 
Me pinto los labios para que se queden atrapadas entre el carmín, las muerdo, las mastico, las engullo… y cuando me despisto no solo tropiezo con ellas sino que cansada... las pisoteo.
Ayer me ocurrió algo novedoso. Me sentía bien, incluso me atrevería a decir FELIZ. Tanto, que perdí el control. Decidí incluso darles libertad. Que camparan a sus anchas, que brotaran, que fluyeran. 
Muchas de ellas no se atrevieron a moverse, otras, las más crueles, conocían bien el camino y tuvieron su ratito de gloria. Las menos, las que nunca salen, las que tengo vetadas, lo hicieron simuladamente, a escondidas. En un momento de  descuido, se dieron la vuelta. Me miraron fijamente y se revelaron. Me cosieron los labios y huyeron buscando otros.
Me dejaron sin palabras.

1 comentario:

  1. Esto es de lo mejor tuyo que he leído hasta ahora (para mi gusto),(todavía me quedan muchos retales que coser..) a parte de los micros que tienes en el lateral que me parecen buenos, buenísimos...
    Tiene ese toque surrealista que tanto me gusta en los relatos.
    El final, genial!!!

    Mis palabras son un tanto caprichosas, les gusta más salir por las teclas que por los labios...

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