Creía en el amor a primera vista, pero su exigente miopía le impedía enfocar bien y su hedonismo vanidoso mutilaba cualquier acercamiento.
Su propio reflejo le cautivó y decidió quedarse allí. Esa misma tarde, y emulando a Dorian Gray, discutieron sobre cual de ellos sería a partir de ahora el personaje y cual el retrato.
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