- Sopla bien fuerte y tus deseos se cumplirán.
Siguió mis instrucciones con la ilusión con la que los niños anhelan sus sueños.
Cuando tan sólo le quedaba uno por hacerlo volar, me dijo:
- Éste nos lo llevamos a casa.
Al ver mi cara de extrañeza me explicó su proyecto.
- Cuando ya me haya cansado de ser un gigante todopoderoso, de tener todos los juguetes que quiero y de alcanzar la luna con mis alas mágicas, me quedará un último deseo por cumplir:
Volver a ser como soy.
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