martes, 7 de octubre de 2014

Una experiencia religiosa

Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer, emite un sonido apenas perceptible que considero una provocación.
Me acerco con cautela. A pesar de su apariencia mística, de su ademán piadoso, tiene un carácter salvaje, animal.
Accedo a su plegaria y sucumbo a sus encantos. Conozco el riesgo y aunque he valorado la posibilidad de perder la cabeza por ella, soy incapaz de resistirme.
Tras dos horas de apareamiento, unos niños los encontraron aún abrazados. Él descuartizado y ella moviendo aún su cabeza presa del placer.
- Son mantis, mamá, son mantis. - gritaron despavoridos.


4 comentarios:

  1. El amor mata, je je, o era el deseo.

    Un beso en la piel.

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  2. Bonita experiencia Piel y excelente relato.
    Besicos muchos.

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  3. Siempre me han fascinado las mantis. Además creo que se lo montan muy bien, como especie digo, ja,ja,ja.
    Un beso pagano y a por el pozo del hambre.

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