Mamá nos dijo que había brotado allí, en medio del huerto.
Que probablemente fuera un milagro, o cosa de brujas, de las buenas, que dice, también
las hay.
Nos impidió hacer
mueca alguna. Con ese luto que asustaba, nos hizo callar y ayudada por
nosotros, llevó la bici al desván. La escondió con los libros prohibidos,
con las cartas de papá desde la cárcel y con su ropa almidonada en un baúl.
El día de Reyes mamá la colocó junto a los zapatos, con un
gran lazo rojo.
Corrían tiempos de silencio, de rumores a gritos en el
estómago.
En el pueblo dijeron que la bici fue un regalo de Don Fidel,
el párroco con el que mamá se desahoga cada tarde.
Mienten. Yo sé que fue papá, aunque digan que está muerto. Él
me confesó antes de que lo apresaran, que los Reyes, a veces, son los padres.

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Este relato ha resultado ganador del I concurso de "Burgos con Bici". Fue todo un placer vivir la experiencia con gente tan maravillosa. Mil veces gracias. Aquí está la
crónica de la gala.