martes, 16 de diciembre de 2014

Mutis

El mensaje era claro, conciso, breve y letal: no insistas, decía, y la voz se hacía un hueco en el estruendo.
No sigas, y cada fonema lo dibujaba un cincel desnudo esperando el golpe seco del martillo.
Al fin el portazo, el silencio sonoro, abrumador, las manos soldadas al móvil, el oído pendiente de las escaleras que ya sólo bajan, el pitillo consumiéndose con su carmín todavía impregnado, las manecillas del reloj en fase de ebullición, y la palabra perdón acechándole aún en la nuca, orgullosa en su silencio, con el filo introduciéndose en sus costillas.


     Ilustración: Edward Hopper

6 comentarios:

  1. Un puro juego, para leer despacito, saboreandolo, al menos un par de veces.

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  2. Un micro de fácil lectura y bastante abierto, en el que se mezclan el sabor a victoria a derrota y en el que no sabemos si ese filo dentro de las costillas significa una huída o un principio.
    Me ha gustado mucho.
    Besos.

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  3. Bueno chica, tus micros son muy bonitos. Tienes de tu parte a las musas y se nota siempre. Excelente trabajo.
    Besicos muchos.

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  4. Pura prosa poética Piel...me ha encantado!
    El perdón es un arma de doble filo (a veces)...
    :)

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    Respuestas
    1. Ah por cierto, se me olvidaba, Hopper es de mis favoritos. Buena elección.

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  5. Alguien que se va de nuestra vida y nos deja un regusto a ira y arrepentimiento por haberle despedido con cajas destempladas. Una ilustración genial y acorde con tu buen texto.
    Un abrazo

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