Antoñita tiene fama, según las sucias lenguas, de mujer de mal vivir.
A su casa acuden, almas grises, afligidas. Corazones rotos.
Lo que sus vecinos no saben, es que en esa línea estrecha
que divide sus muslos, sólo apoya el acerico. Que en su pecho, sólo juguetea la
cinta métrica y que sus manos son felices, cuando las tijeras cortan los
hilvanes de los corazones ya reparados.
A los
clientes, sólo les pide la voluntad, y a Dios, si es que existe, que uno de
esos latidos, remendado o no, algún día, pase sin llamar, y decida quedarse.
Fotografía: Nuria Estalayo
Relato para la copa ENTC, segunda ronda. Podéis ver el encuentro, AQUÍ
Escribes muy bien, guapa
ResponderEliminarMe ha gustado, esa reparadora de corazones con cuchillo de palo. Suerte
ResponderEliminarMe encanta!!!!
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