martes, 13 de septiembre de 2016

Déjà vu

El masajista no tardó en reconocer aquel lunar bajo la nuca. Entre asustado y excitado, se sentó en el borde de la camilla y comenzó a balancear incesantemente las piernas. La misma posición con la que lo encontraron en el muelle, tras la huida de mamá.

Fotografía cedida por E. Burón

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