martes, 6 de febrero de 2018

Aislados

Los rincones vacíos de la casa ya desmantelada albergan manchas de humedad, ese olor a mugrienta rutina que no supimos cubrir con capas de pintura. Por más que me empeñé en tapar las grietas que iban adueñándose de cada estancia, todo se resquebrajaba de forma irremediable.
Ni los albañiles, ni el arquitecto, ni siquiera el psicólogo de parejas que contratamos por horas, pudieron acabar con esa manía tan tuya de arreglarlo todo con cinta aislante.


2 comentarios:

  1. La rutina, ese enemigo silencioso que termina por arruinarlo todo. Buen micro piel. Suerte en la próxima!!
    Bss!!

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  2. A veces los parches separan más que unen, incluso aíslan. A veces, no hay remiendos que valgan.
    Intenso relato sobre el desamor
    Un abrazo, Raquel

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