jueves, 24 de diciembre de 2015

Apertura retardada

Como sombras disipadas por un nuevo amanecer, vislumbran el exterior del habitáculo del cajero automático.Ni un alma por la calle, nadie que pueda verlos.
 - No consigo abrirla, susurra él compungido.
 - Me estoy poniendo muy nerviosa, no tenemos demasiado tiempo. 
 El calor y el sudor se desbordan por sus sienes, tan sólo un gato pardo es testigo de sus fechorías. Con las manos inquietas, temblorosas, consigue finalmente abrir la caja.
 El tiempo se detiene en sus ojos, se miran, es ella quien saca uno.
 - ¿rojo?, sonríe el. 
- Sí, se ruboriza ella. ¿sabes? - también es mi primera vez.


1 comentario: